Su próxima presentación en Santo Domingo será el próximo 18 de enero, del 2025, cuando presente su gira “Truenos y sonidos”, en la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito

Han pasado muchos años desde que Wilkins irrumpía en el mercado con un estilo innovador que fraccionaban los esquemas establecidos de un gran baladista. 

Se vivían los años 80 y el artista puertorriqueño logró que sus baladas se convirtieran en canciones movidas y llenas de ritmo. 

Con una imagen ultra moderna, pelo largo rizado, pantalones ceñidos al cuerpo y un sexappeal que sacaba las emociones escondidas de sus admiradoras.

En esos años el artista puertorriqueño revolucionó la historia de la música romántica. Hoy al pasar el tiempo confiesa que su revolución va por dentro, que lo vivido tras la muerte de su hijo mayor (1994), su hermana y su padre, y el proceso de enfermedad que vivió en 2011, que le dejó por un tiempo parapléjico, han sido sucesos que le han permitido, primero, ser hombre agradecido porque ha vivido al borde de la intensidad; y segundo porque le permitieron convertirse en ser humano que vive a cada instante.

El próximo 18 de enero, del 2025, el cantante de Mayagüez, también apodado como el “rockmántico” regresa al país y presenta su gira “Truenos y sonidos”, en la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito. 

Con más de una década sin tener contacto con el público dominicano Wilkins no hace otra cosa de expresar su emoción de volver a vivir este reencuentro, y que a pesar de su ausencia, el artista cuenta con el privilegio de ser de los baladistas extranjeros más difundidos en las estaciones de radio que difunden el género de la balada.

Conversando vía Zoom para Listín Diario, el intérprete exhibe una imagen artística bien cuidada y recuerda paso a paso cómo fueron esos años de éxitos, su vida apacible en Argentina y su regreso a los escenarios, con esta primera gira “Truenos y sonidos”, y la filmación de una película biográfica, una producción puertorriqueña, en la que hace de coproductor y en donde estará relatando toda su vida.

“Volver a República Dominicana y hacerlo en ese lugar tan emblemático como el Teatro Nacional, y cantar allí para recordar todos mis éxitos a mi público que dominicano que nunca me olvida, me llena de una inmensa alegría”, confiesa al iniciar la conversación.

Wilkins recuerda con agradecimiento como al inicio de su carrera, República Dominicana se convirtió en el primer país en visitar y cantar fuera de su tierra.

Aquí inició su gran pegada, y despegó por el mundo convirtiéndose en uno de los cantantes románticos más cotizados y amados de Latinoamérica.

APRENDIZAJE Y RETIRO

Su regreso a los escenarios lo llevan a repasar los momentos difíciles que le obligaron a apartarse de la música, con un concierto de despedida en Bellas Artes, en 2008. 

“Venía de pasar momentos muy duros, con el fallecimiento de mi hijo, la muerte de mi hermana y mi padre, y todos trabajaban conmigo en la compañía de discos y sentí la necesidad , una presión muy grande hacer ese retiro”, recuerda.

En ese momento el artista cumplió con sus próximos compromisos y una inesperada desdicha lo asaltó en 2011 cuando fue operado de emergencia y estuvo al borde de la muerte luego que una bacteria le provocara una infección en la espina dorsal. 

La situación lo llevó a atravesar caminos tortuosos, en donde perdió la movilidad motora, y pudo recuperarse luego de dos años de terapia.

“Me tomó dos años volver a caminar bien y hablar bien. En 2013 regresé con un concierto en el Coliseo de Puerto Rico, y a partir de ahí he continuado haciendo conciertos una o dos veces al año por prescripción médica, hasta que en 2018 volví a volar”.

De su gira “Truenos y silencios” nos cuenta que se trata del título de una canción, que es el nombre del disco número 50 el cual saldrá el año entrante.

“Escogimos el nombre para el concierto porque en realidad la música y la vida la sobrellevamos entre truenos y silencios. La misma música es más importante, los silencios son los respiros que necesitamos para continuar”, aduce.

De lo vivido con la pérdida de su familia confiesa tener varias reflexiones: “Lo primero que viene a mi mente es que hay que vivir el instante, que no somos dueños del instante, en el instante está Dios, en el instante está la mente, la inspiración, está la creatividad… por otro lado me pude levantar de ese proceso y me siento mejor que antes…».

A seguidas añade: «En ese escenario de mi vida, pues también todo es agradecimiento, y mi agradecimiento por República Dominicana es muy grande porque son de esos países que te han ayudado a formarte como artistas, aceptaron mi música, y aun la disfrutan por más de 40 años”.

En el país se le conoce por temas como “Bella sin alma”, “Tratándose de ti”, “Yo apuesto a mí”, “Un nuevo amor”, “El sucesor”, “Qué me pasa contigo”, “Pensamiento y palabra”, “Margarita”, “Sopa de Caracol”, “Mi problema eres tú”, “Cómo no creer en Dios” y “Sereno”, entre muchos otros. 

Su tema “El Tornillito”, grabado junto al veterano merenguero dominicano Toño Rosario, también forma parte de este repertorio.

Un fenómeno que para Wilkins solo se da cuando el amor toca el corazón , “ y no importa lo que pase, y eso ha pasado con el público dominicano, mis canciones se escuchan más en República Dominicana que en mi propio país… Quizás en mi otra vida fui dominicano”, dice a carcajadas.

De la irrupción con un nuevo estilo el artista recuerda: “Conmigo se dio una renovación, que uno lo hizo a propósito, veníamos de una balada bellísimas, de repente esas baladas se llenaron de ritmos, de letras simpáticas, y sobre todo iban dirigida a defender a la mujer, para que comprendiera que estaba en una época en reinventar su feminidad, de reinventar en ella otras cosas, en donde la música daba el puntapié para eso, obviamente ya en esa época yo estaba grabando en Italia, en Milán y en Roma y allí me encontré con el estilo rockmántico, era hablar de amor pero con ritmo y otros colores en la música, me tocó hacerlo, tal vez gracias a Dios estoy aquí por eso”.

Luego agrega: “Yo me revolucioné toda mi vida, pero mi revolución ahora va por dentro, ahora puedo comprender muchas cosas, ahora puedo valorar una canción de fe y puedo seguirme moviendo en Sopa de Caracol, en Margarita porque me cuido y me disfruto a mí mismo”.

Como artista Wilkins confiesa tener un compromiso muy fuerte consigo mismo y como de dar el máximo en el escenario. 

“Ahí es donde un artista se prueba, ahí es donde tienes que sentir o cantar y te vas,..y yo no me voy a ir nunca de un escenario, sin llevar el mensaje correcto, sin cantar, sin bailar como un loco, sin cortarme las vena y homenajear a una mujer con una canción, sin recordar los tiempos pasados, sin llorar sin agradecer por eso un concierto es mi vida”, afirma.

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